Un gran cambio justo el día de mi cumpleaños.



Poco a poco la casa que hemos arreglado y habitado por más de 8 años ha ido quedando vacía.

Ya me he despedido de los montes y prados que la rodean. He dado las gracias a los árboles que nos han regalado su verdor y a los pájaros por su canto que fue la banda sonora de estos maravillosos años... se que no voy a añorar los largos inviernos y los cielos plomos, pero sí el oír el sonido del repiqueteo de las gotas de lluvia desde el interior de mi casa azul, los paseos por la playa que me dejan en silencio, los arco iris dobles, las impresionantes vistas al horizonte...







Mi cuerpo y mi mente se preparan para volver al calor amarillo de mi amada Castilla donde realmente me siento querida, muy querida. Y me preparo para salir de esta relativa calma que me ha sorbido el seso, la energía y estos años de mi vida. Pero que también me ha dado la mejor pieza que jamás creí poder amasar, tornear y hornear.

Y para este día en que cumplo 37 años, y sin poder soplar las velas de mi tarta ya que estaré de traslado, pido que este cambio nos sea propicio y que la vida nos sorprenda con sus dones.